martes, 5 de junio de 2018

Ejercicio Filosofico

Al leer de manera filosófica aprendemos a desentrañar el sentido profundo del texto, a ir más allá de la literalidad de las palabras, a leer entre líneas, a des-cubrir la fuerza y la riqueza transformadora de las ideas filosóficas.
Esta manera filosófica de acceder a la filosofía misma es también una fuente de autoconocimiento puesto que el contacto con los problemas filosóficos, las ideas críticas y las posiciones razonadas cuestiona nuestras creencias, nuestras ideas, nuestros deseos y nuestras convicciones, en últimas, nuestro ser íntimo. En esto radica el papel transformador [y no solo informador] de la lectura: en que algo nos pase, en que no seamos los mismos después de leer los textos filosóficos.
En lo que sigue se propone, a modo de ejemplo, el análisis de un texto filosófico con el propósito de lograr su comprensión plena.

El texto propuesto corresponde al fragmento inicial de la Apología de Sócrates, escrita por Platón en el siglo V a.C.
SÓCRATES:
No sé, atenienses, la sensación que habéis experimentado por las palabras de mis acusadores. Ciertamente, bajo su efecto, incluso yo mismo he estado a punto de no reconocerme; tan persuasivamente hablaban. Sin embargo, por así decirlo, no han dicho nada verdadero. De las muchas mentiras que han urdido, una me causó especial extrañeza, aquella en la que decían que teníais que precaveros de ser engañados por mí porque, dicen ellos, soy hábil para hablar. En efecto, no sentir vergüenza de que inmediatamente les voy a contradecir con la realidad cuando de ningún modo me muestre hábil para hablar, eso me ha parecido en ellos lo más falto de vergüenza, si no es que acaso éstos llaman hábil para hablar al que dice la verdad. Pues, si es eso lo que dicen, yo estaría de acuerdo en que soy orador, pero no al modo de ellos. En efecto, como digo, éstos han dicho poco o nada verdadero. En cambio, vosotros vais a oír de mí toda la verdad; ciertamente, por Zeus, atenienses, no oiréis bellas frases, como las de éstos, adornadas cuidadosamente con expresiones y vocablos, sino que vais a oír frases dichas al azar con las palabras que me vengan a la boca; porque estoy seguro de que es justo lo que digo, y ninguno de vosotros espere otra cosa. Pues, por supuesto, tampoco sería adecuado, a esta edad mía, presentarme ante vosotros como un jovenzuelo que modela sus discursos. Además y muy seriamente, atenienses, os suplico y pido que si me oís hacer mi defensa con las mismas expresiones que acostumbro a usar, bien en el ágora, encima de las mesas de los cambistas, donde muchos de vosotros me habéis oído, bien en otras partes, que no os cause extrañeza, ni protestéis por ello. En efecto, la situación es ésta. Ahora, por primera vez, comparezco ante un tribunal a mis setenta años. Simplemente, soy ajeno al modo de expresarse aquí. Del mismo modo que si, en realidad, fuera extranjero me consentiríais, por supuesto, que hablara con el acento y manera en los que me hubiera educado, también ahora os pido como algo justo, según me parece a mí, que me permitáis mi manera de expresarme -quizá podría ser peor, quizá mejor- y consideréis y pongáis atención solamente a si digo cosas justas o no. Éste es el deber del juez, el del orador, decir la verdad.
Platón, Apología de Sócrates (fragmento, 17a-18a)
Preguntas para el análisis del texto:
1. Identifique el problema filosófico que plantea el fragmento.
2. Identifique los conceptos o términos clave que articulan el fragmento.
3. ¿Cuál es la tesis que propone Sócrates?
4. Identifique los argumentos que sustentan la tesis propuesta.
5. Consulte en qué consiste la doctrina del ‘intelectualismo ético’ defendida por Sócrates y muestre la relación del fragmento con aquella.